miércoles, 12 de noviembre de 2014

En las maletas… un puñado de Cuba



Pasaporte y pasaje a mano, el corazón de tanto latir parece romper la ropa, el nudo en la garganta a punto de explotar como lágrimas, la incertidumbre de un mañana desconocido, aunque siempre con la esperanza de que sea mejor, la despedida y esa frase de Voltaire  que se acopla al momento de que “partir es morir un poco” y la familia que llora. Espera volver pronto; mientras tanto, lleva en las maletas un puñado de Cuba…
La emigración cubana ha sido marcada, como la de ningún otro país por mitos y estigmas. Aunque ha sido signada indiscutiblemente  por factores políticos, económicos o sociales, cada época ha marcado sus diferencias, la actual es una de estas.
El principal país receptor es Estados Unidos, de hecho en un censo de población realizado en el 2000 en este país arrojó que más de 1.200.000 personas de origen cubano, población aproximada a la de Santiago de Cuba, la segunda más poblada en esta nación.
La cercanía geográfica, las tradiciones en el flujo migratorio, los vínculos económicos y políticos entre ambos países en contextos concretos, el funcionamiento de redes sociales y de parentesco, y las dinámicas transnacionales con huellas económicas y culturales, son algunas de las condiciones que favorecen esta migración.
Además se debe tomar en cuenta los incentivos que tienen los cubanos para emigrar. La Ley de Ajuste les otorga automáticamente permiso de residencia y de trabajo a cualquiera de estos que ponga un pie en el territorio de EEUU.
Como si no fuera suficiente existe un  acuerdo bilateral en el que Washington se compromete con La Habana a entregar no menos de 20 mil visas anuales a los ciudadanos que quieran salir de Cuba  de forma definitiva.
Sin embargo, siguen surgiendo nuevos programas para "atraer" cubanos: desde el 2006 los médicos de la isla que abandonen las misiones humanitarias en terceros países tienen prioridad para la obtención de visados en los consulados norteamericanos.

Lo paradójico es que en el mismo año 2006 Washington expulsaba de su territorio a 900 mil extranjeros, más de la mitad de ellos mexicanos, según revela una investigación de la Federación Internacional de Derechos Humanos.
No es de extrañar entonces, que en México las mafias traficantes de personas falsifiquen los documentos cubanos para vendérselos a emigrantes de otros países, según refiere el periodista uruguayo  Fernando Rasverg, en su blog Cartas desde Cuba.
Evidentemente, ese interés insólito a favor de que aumente la inmigración a los EE.UU. tiene un contenido político, sin embargo no somos de los que más “se van” en un informe de la Comisión Económica Para América Latina, CEPAL, ubica a Cuba con un 8,7% de emigración (alrededor de 1 millón de personas de 12 millones que tiene su población)  muy por debajo de la media de su región, el Caribe, donde en algunas de las islas vecinas el 20% de la población abandonó el país.
Otras naciones latinoamericanas superan también la emigración cubana, El Salvador tiene un 14,5%, Nicaragua un 9,6%, México 9,4% -lo que significa varios millones de mexicanos dada su población- y República Dominicana alcanza un 9,3%.
El rostro de los que dijeron adiós
Las características de los emigrantes cubanos han variado en el tiempo. Existe un aumento de la participación de mujeres y jóvenes como protagonistas de las migraciones. Datos estadísticos que ofrece el sitio digital cubacontemporánea  afirma que justamente, esa feminización de las migraciones va más allá del incremento de la cantidad de migrantes, pues entraña su participación de manera sistemática, rompiendo la tendencia tradicional de que quienes salían principalmente eran hombres.
Por ejemplo, las cifras indican que desde el 2005 al 2010 alrededor de 4000 mujeres de 20 a 29 años salieron del país y otras más de 3500 de 30 a 35 años, mientras que las que relacionan a los emigrantes masculinos son inferiores.
Emigran personas jóvenes, que salen de la población económicamente activa de Cuba, reduciendo el reemplazo de fuerza de trabajo.
Agrega también esta página que quienes parten tienen, por regla general, un alto nivel de instrucción; sobresale la escolaridad media y media superior, mientras que los universitarios predominan en los abandonos de misión y las negativas de regreso, así como en el Programa Sorteo/Lotería por el Acuerdo Migratorio entre Estados Unidos y Cuba.
En el caso de las salidas ilegales, los niveles escolares de sus participantes son inferiores a los de quienes participan en las otras formas y vías de emigración, se señala en un trabajo titulado Posibles tendencias de la emigración desde Cuba entre 2008 –2009, publicado en 2007en otro sitio. Se le ha llamado “fuga de cerebros o talentos” a la salida de capital humano altamente cualificado. En ese caso, los emigrantes buscan oportunidades profesionales en el exterior y los países de destino adquieren sujetos con elevada formación.
Según el color de la piel, la emigración cubana definitiva hacia el exterior es predominantemente blanca, y la presencia de personas mestizas y negras tiende a prevalecer en las emigraciones temporales y fuera de Estados Unidos, lo cual está asociado a patrones de selectividad establecidos por los países de recepción.
La búsqueda de mejorías económicas, la aspiración a encontrar contratos laborales que proporcionan mayores ingresos y la reunificación con familiares residentes en el exterior son algunas de las principales motivaciones para irse de Cuba. También se desea acceder a nuevas oportunidades de estudio a partir de becas académicas y conocer países con culturas diferentes.
Más recientemente, a partir de 2010, con el desarrollo del trabajo por cuenta propia, hay quienes salen con el interés de participar desde el exterior en el desarrollo de prácticas privadas en Cuba, mediante el envío de remesas. Así mejoran su condición económica y favorecen la de sus familiares.
Existen otros que emigran con carácter temporal y de manera frecuente, viven en condición de circularidad, en un “ir y venir” en el que se comparte el tiempo de estancia entre Cuba y el país, o los países, que se visitan.
La voz de los que se despiden
Un buen amigo en forma de jarana siempre me dice que si uno levanta una piedra en cualquier parte del mundo, puede salir un cubano.
Y es que muchos son los países receptores de los emigrantes de esta nación que salen buscando mayores ingresos para ayudar a los suyos. Una de ellas es Lizi, de 22 años, nacida en un municipio santiaguero y graduada de Ciencias Informáticas, se casó con un panameño que vino a estudiar Medicina  y decidió irse con él  a vivir a su país, porque “con mi preparación académica puedo encontrar algún trabajo en el que me paguen bien y así ayudar a mi familia. Yo hubiese querido criar a mis hijos en mi tierra, cerca de los míos, quizás algún día si tengo suerte financieramente, pueda realizar este sueño.”
Manuel  era profesor universitario en esta ciudad y se le presentó la oportunidad de realizar una maestría en España, luego de culminarla decidió no regresar “Cuando estaba allí me hicieron una propuesta de trabajo en el que me iban a pagar muy bien, lo pensé mucho porque eso implicaba dejar a mi niña aquí, pero lo hice con la esperanza de tenerla algún día a mi lado y de recuperar el tiempo perdido”.
Yisel recién terminaba el pre universitario cuando salió con su mamá y hermano por las facilidades del  Programa del Sorteo que ofrece Estados Unidos a los de este país. “Ser un cubano – norteamericano es ser un emigrante con privilegios, todos es política pero lo cierto es que te ubican para que no pases las mismas necesidades que otros que provienen de diversos países latinoamericanos.
“Nosotros no salimos por estar en desacuerdo con el sistema como quieren hacer creer sino buscando mejores condiciones económicas, mi hermano y mi mamá son universitarios y trabajan en lugares afines con sus profesiones, yo estoy estudiando para asegurar mi futuro también”.
 Alfredo Pérez, joven que fue reclamado por su hermana con residencia americana, habla de sus experiencias luego de cinco años fuera del país: “Al principio me fue difícil acostumbrarme a un mundo totalmente nuevo en todos los sentidos . Hay que vivirlo para entenderlo. El idioma, la cultura. A veces me siento con un vacío inmenso, porque el emigrante deja todo atrás, sus raíces, su tierra, sus amigos y su familia. Es muy doloroso pero uno siempre espera prosperar para que esos que quedaron atrás también lo hagan. Cuando uno se adentra en las redes sociales en internet existe un sustantivo común que une a los que están en otras latitudes, la nostalgia. Todos hablan de la añoranza por su barrio, sus paisajes, sus hogares, en fin que en cada uno se ha quedado un pedazo de Cuba.

martes, 14 de octubre de 2014

Un Pedazo de Cuba en la distancia

Mis amigos se están yendo, y les robo este sintagma al dúo Buena Fe porque es también mi verdad. Encuentro a menudo con asombro, en las redes sociales, a vecinos o amigos con los que compartí alguna etapa estudiantil que residen en las más diversas latitudes.
Negar el proceso migratorio en una parte de la juventud cubana sería tapar el sol con un dedo.
Y es que emigrar a lugares con mejores condiciones de vida es algo intrínseco de la naturaleza humana. Ninguno de mis amigos se ha ido del país por problemas políticos a diferencia de los que quieren divulgar muchos medios extranjeros.
El desgarre económico de un bloqueo por más de 50 años a esta nación ha provocado que el viajar al extranjero con recursos propios sea privilegio de unos pocos, por eso se ha convertido en el anhelo, sobre todo de los más jóvenes.
No son pocos los que consideran la emigración una etapa de la vida y pretenden volver a Cuba algún día para reunirse con la familia. Lejos de críticas, de miedos a nombrarlos como en tiempos pasados, en cada uno existen historias de valentía, de lucha constante en un país extraño por salir adelante.
No todos triunfan, como pretenden hacerles creer a “los que se quedaron”, necesidades, pobreza, humillaciones la padecen muchos cubanos que se convierten en extranjeros en tierras lejanas.
Sé de los que la nostalgia por su gente, por su barrio, su sol y sus olores se les agranda en el pecho hasta que duele.
Uno de mis amigos confiesa creer descubrir rostros conocidos en Barranquilla, al parecer la añoranza le juega trampas, otro pintó una bandera cubana en toda una pared de su cuarto y guarda receloso en una caja un puñado de tierra cubana y así se multiplican las historias de los que a pesar de la distancia siguen amando a su pueblo.
No son solo los cubanos que emigran, de todos los países subdesarrollados existen quienes salen buscando mejor fortuna. Pero cargan en su mochila un poco de patria, y aunque pasen los años siguen arraigados a sus raíces. Existe una canción del grupo cubano Orishas que refleja lo se siente lejos de su tierra:(…)triste el hombre que ha dejado atrás/su sol, su gente, su camisa/sin pensar tan lejos cambia todo/ y la nostalgia te hace trizas (…)
A pesar de que admiro el ingenio y el empeño que muestran mis amigos mientras se forjan un camino, a los que se levantan tras todos los traspiés de economías capitalistas, yo me quedo con todas estas cosas.
Soy de las que prefieren ser parte de un país que trata, a pesar de los contratiempos, de salir adelante; que experimenta mientras camina, aunque no todo salga bien, pero siempre piensa en el bienestar de su gente; que aprende de sus errores, y aunque le cueste volver a levantarse no cesa en el empeño.
Yo me quedo con este sol aunque me arda la piel, con la gente que sin conocerte eres “mi amor”, “mi vida” y hasta te brindan tu casa para lo que necesites.
Quiero seguir siendo parte inseparable de Cuba, de los cubanos que no se quieren ir; de los que se censan y participan. Tengo fe en que un día mis amigos regresen para siempre, que las aspiraciones juveniles puedan respaldarse en la economía cubana, que los mares no necesiten separar a las familias y sobre todas las cosas que nadie más necesite guardar un pedazo de Cuba en la distancia.


martes, 23 de septiembre de 2014

Tengo un amigo que se parece al Quijote



No hay nada más parecido al Quijote que un amigo mío. Es espigado como una vara, en vez de sombrero de ala ancha con barba pequeña usa una boina. Es el loco más cuerdo que he conocido. Es amante de las tierras y pueblos americanos, de esos que sangran la pobreza y el exterminio durante siglos.
Su arma es una Nikon al que no se le escapa nunca la expresión
latinoamericana. Tiene miles de historias de luchas, enfrentamientos y viajes por todo el continente conociendo a su gente, a la misma que sufre y sobrevive el desgarro de la tierra y la miseria arraigada.
De la misma gente que ha luchado por un porvenir social más justo a donde puedan acceder a las riquezas de sus suelos con el sudor de trabajo.
Ese amigo mío se llama Carlos, un nombre tan común y tan latino como él, aunque vive en Estados Unidos es un mexicano que emigró desde muy niño y conoció de los dolores de vivir en tierra extranjera.
Es admirador de Fidel, del Che y de Cuba.  En ocasiones se atreve a escribir, modestamente cuando le brotan versos del alma:


"Compañero Fidel"

Cuanto gusto vivir tu época,
cuanto gusto verte a lo largo en tu
verde y olivo, siempre en honor
a los caídos en el camino a la victoria,
siempre, a pesar lo gigante que eres
modestamente andar entre el mundo y pueblos
sin una medalla de gloria haciendo inútil peso
a tu sencillo traje de "Comandante de las Américas",
no hay medalla o broches de premios que exhibe
tu grandeza moral e historia, tan alta como
las palmas real, alcanzando el cielo azul cubano,
de punta a punta, a lo largo de cincuenta años,
sin tregua ninguna, mientras almas de tu querido pueblo te esperan como hermano, compañero,
estrechan la mano, ambos historia saludan con el cariño caribeño, que abunda y brilla La Perla Antillana,
Isla de Martí.