No soy ni
pretendo ser un crítica especializada en cine sólo soy una cinéfila que gusta
ver las producciones que se hacen en su país, porque ve reflejada las historias
cotidianas, sabe que es una manera de guardar la realidad nacional para la posteridad como lo fue una
vez Teresa, La muerte de un burócrata, Las doce sillas,títulos que conforman una larga lista de clásicos del celuloide
cubano que reflejan una etapa tal cual fue desde vidas diversas.
En un
tiempo se exacerbó el sexo heterosexual en las producciones nacionales, no
existía una película que no tuviese una escena de alguna relación sexual, me
viene a la mente, por ejemplo, la de Los Zafiros, la dedicada a Benny Moré, a Yarini, el
Cuerno de la Abundancia
y cientos más que llenaría esta cuartilla. No sé si el fin era encontrar mercados
internacionales o mostrar a un cubano (a) sexual, “caliente” y erótico, pero lo cierto que "una película cubana sin sexo no era cubana".
Pero ahora
la mayoría de los realizadores tienen tendencia a mostrar un cine cubano
desprejuiciado y con mucho sexo gay.
Películas
estrenadas y muy divulgadas recientemente lo demuestran Verde Verde, Casa
Vieja, Fábula. A veces, para ojos de esta cinéfila sin ninguna especialidad en
la materia son escenas que “caen de fly”, de las que se pueden prescindir y aún
así el mensaje llega.
Cuba es un
país de arraigadas raíces machistas, en unos más fuertes que otros, aunque
pienso que no se debe discriminar a nadie por sus preferencias sexuales, pienso
que estamos abusando de nuestro cine para mostrar una apertura a la tolerancia
de la homosexualidad en la conciencia nacional.
Son escenas
a veces muy fuertes para el que no está acostumbrado a lidiar con ellas en la
vida diaria.
En ocasiones son historias fílmicas que refuerzan los
estereotipos de que los homosexuales tienen una vida sexual desorganizada, que
tienen relaciones por interés económicos, entre otros.
Si la
cuestión es contribuir a la mayor tolerancia preferiría que me mostraran más al
ser humano que está bajo esa piel que gusta el olor y sabor de su propio sexo.
Ojalá mi
criterio pueda ser motivo para reflexionar, para debatir si es el mejor camino
a la aceptación social de la homosexualidad, si la Cuba que muestra nuestro cine
es realmente, en este sentido, lo que la realidad necesita.
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