Somos seres cronometrados,
vivimos al margen de esas agujas que no se detienen jamás marcando nuestros
horarios y la vida misma. Nos atamos a ese artefacto que se ajusta a nuestra
muñeca y corremos con su ritmo.
Los días se nos dibujan
iguales porque el tiempo nos persigue haciéndonos sus esclavos, y obligándonos
a postergar nuestros placeres, las visitas o la llamada por teléfono a viejos
amigos, una siesta prolongada, el deleite de un buen libro o un buen filme, un
viaje…
Nos volvemos un círculo
vicioso, desde que despertamos hasta dormirnos es la misma cosa. El tiempo nos
aplasta, nos derrumba, nos estresa.
¿Qué hacemos para que el día
se alargue un poco más, para encontrarle más segundos a la vida, para
encontrarnos a nosotros mismos en el tiempo, dedicárnoslo, vivir sin tantas prisas?
la camila lo puso en el facebook
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