Los sueños de
envejecer tomados de la mano se deshicieron.
La idea de compartir risas y pesares, la educación de los niños que una
vez decidieron tener y amar, la carga del hogar que juntos crearon quedó trunca
tras una decisión…
Las estadísticas en
Cuba en los últimos años han demostrado que los divorcios han aumentado
considerablemente. Según Patricia Arés publicado en el libro Psicología de la Familia afirma que nuestro
país posee la mayor tasa de América Latina y el Caribe.
Las razones son innumerables pero las
consecuencias generalmente las mismas, familias disueltas, hijos que crecen sin
la presencia paterna, infancia con el sello de tener padres divorciados,
carencias económicas que se agudizan y algunas más.
El modelo de la
familia cubana no es la misma que años atrás. En la actualidad, en muchos hogares las
madres, tras la separación conyugal, son el horcón familiar y tienen el mayor
peso en la educación de los hijos.
La estabilidad de la familia en Cuba es una
problemática para los científicos, también desde el punto de vista sociológico
pone de manifiesto la ruptura y la insatisfacción con formas tradicionales de
hacer pareja y familia, lo cual es también un indicador de progreso social,
explica Arés en su texto bibliográfico.
Las madres
separadas de nuestros días son quienes pasan la mayor parte del tiempo tratando
de ser mamá y papá, llenando los vacíos de la ausencia que puede dejar este
miembro familiar.
Debe buscar el
equilibrio entre la exigencia y la comprensión, es la que día a día se comparte
en miles para sustentar al resto de todas las maneras posibles.
Aunque el Código de
la Familia
afirma que tras la separación el sostenimiento de los hijos menores es obligación de ambos
padres, aún cuando no tengan la patria potestad sobre ellos y que la
ascendencia de las pensiones para los hijos menores se fijará en relación a los
gastos normales de los mismos, así como a los ingresos de los padres, a fin de
establecer la responsabilidad de éstos en forma proporcional, no siempre
los padres se sienten responsables de
mantener a sus hijos.
Es entonces cuando
la vida pesa mucho más para la cubana.
Adriana Rodríguez tiene
dos niños pequeños de tres y seis años y está divorciada desde hace un año y
medio “Al principio es difícil para todos, una tiene que sobreponerse para que
los niños sufran lo menos posible y hablar mucho con ellos para que no piensen
que su papá los abandonó. Económicamente el divorcio me ha golpeado, él me da
50 pesos por cada uno, pero realmente eso no me alcanza para mucho, más que mi
salario es de 330 pesos mensuales, tengo que hacer maravillas a fin de mes. El
padre viene una vez en la semana a verlos o los lleva a pasear pero los días
restantes soy yo la que estoy presente, exigiendo la tarea o con el beso de
buenas noches.”
Los tiempos que
transcurren sitúan a las féminas de esta nación como seres independientes
capaces de proveer a sus hijos, de educarlos y tomar decisiones importantes,
incluso de estas devienen cambios en el seno familiar.
…Temprano lleva los
niños a la escuela o atareada busca los alimentos necesarios y accesibles. Juega
lo mismo a las muñecas que a las bolas o
la pelota. No tiene tiempo para flaquear porque las circunstancias ameritan de
su fortaleza. Lleva en el pecho el abrazo consolador y las palabras de aliento
para sus hijos. Nunca imaginó que ahora sería madre por partida doble.
Hola. yo te leo y me parece que estoy leyendo alguien que vivio en mi epoca. En los 80. Cuba tiene una situacion muy diferente y precaria ahora. No es juego sobrevivir con ese salario. Solo espero que algun dia todo mejore.
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