viernes, 17 de enero de 2014

Donde penetra la luz

Existen momentos en la vida que la penumbra parece envolvernos en su tristeza, miradas que se apagan, sonidos que nunca más regresan, pisadas que no se vuelven a dar,  pero siempre se abre alguna puerta al final del camino que nos brinda una esperanza, es el caso de los centros que existen en la provincia que le brindan alguna posibilidad de empleo o capacitación a los discapacitados.
Para los ciegos o personas de baja visión, por ejemplo la literatura no le está negada, sus dedos son sus ojos en la Sala de Braille Pablo Beggiato de la Biblioteca Provincial Elvira Cape. Allí se atienden no sólo a los asociados de la ANCI (Asociación Nacional de Ciegos) sino también a los de la ANSOC (Asociación Nacional de Sordos de Cuba) y ACLIFIM (Asociación Cubana de Limitados Físicos Motores).
Allí existen libros y publicaciones de las más diversas temáticas como diccionarios, la Biblia, de matemáticas, de cocina, entre otros. Poseen otros accesorios para acceder a al maravilloso mundo de los libros como los audio-libros.
En el local se alfabetizan a los interesados en este sistema de lectura para esto cuentan con medios de enseñanzas como regletas, componedores, máquinas Braille y otros más. Se brindan servicios de  lectura con técnicas informáticas, escritura y transcripción de documentos en Braille y en tinta y grabación sonora de documentos.
Llegan a diario de cinco a 20 personas entre asociados, familiares de asociados, o estudiantes de especialidades que deben aprender este sistema de lectura para trabajar con discapacitados. Realizan talleres literarios para promover alguna obra  o incentivar a los que asisten a escribir cuentos o poesías, ciclos de lecturas y encuentros con la historia donde recuerdan cada mes algún acontecimiento de relevancia.
Para Mauris Hernández, educador jubilado la Sala “ha sido un grato refugio donde me he descubierto como escritor de cuentos y poesía. Asisto a los talleres literarios y es un espacio donde el intercambio nos enriquece espiritualmente.”
  Oídos que ven
La sede de la ANCI en Santiago de Cuba posee siete computadoras donadas por Hándicap Internacional con tecnología de avance, equipadas con los accesorios necesarios y la instalación de un programa muy útil para personas ciegas y de baja visión conocido como Jaws, que no es más que un lector de pantalla con síntesis de voz el cual al permite al discapacitado visual desplazarse por todas las áreas del escritorio y acceder a las aplicaciones instaladas solo con el manejo del teclado.
Las clases son dos veces por semana y dura seis meses en dependencia de la asimilación de los estudiantes, se imparte el sistema Operativo Windows, Microsof Word, Excel, Power Point y el Correo Electrónico.
Las PC tienen la Enciclopedia Encarta y una biblioteca digital con
3 900 títulos de libros de la Literatura Universal.  
Este servicio es una herramienta importante para los que busquen trabajar, conocer el manejo de esta tecnología puede abrir muchas puertas laboralmente.
Donde se emplean
En la provincia santiaguera hay cinco talleres pertenecientes a Industrias Locales donde se emplean a discapacitados visuales, auditivos o motores.
Uno de ellos está ubicado en la Avenida de Céspedes, donde hacen brochas, cepillos para lavar, sobres de manila y para pagos. Al inicio se concibieron como una escuela de tránsito para enseñar algunas manualidades pero al no encontrar, muchos de ellos, otros empleos se quedaron en los talleres.
A pesar que estos locales son una alternativa de empleo para los que están imposibilitados de realizar otras tareas con su propia discapacidad no son suficientes.
Fuese una labor encomiable y humanista si otras empresas donde se realicen manualidades incorporaran a estas personas que pueden ser útiles y les brindaran la posibilidad de un sustento decoroso.
Muchas puertas se pueden abrir en la oscuridad, en el silencio o en la inmovilidad. Es importante la voluntad de crecerse ante las adversidades de la vida. El camino es más difícil, los tropiezos frecuentes, los sueños pueden parecer inalcanzables, pero siempre habrá un vestigio de esperanza del que podamos asirnos.

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