Desde
que nació Dari estoy por ir al Cobre, hace unos días nos decidimos, no hay
lógica ni ciencia ni ateo que me quite esa fe que nace con la mayoría de los
cubanos, mucho más si son santiagueros.
Siempre
la iglesia me colma de algo extraño de explicar, lo siento como si un campo
magnético me rodeara, quizás es sugestión.
Cuando le dejé lo prometido algo inusitado me
conmovió y no pude contenerme, lloré frente a su altar después de ver la maqueta
de la casa de una pareja llamada Sucel y Manolito agradeciendo el haber
cumplido el deseo de tantos años.
Lloré
como si aquel nombre fuese el mío, yo sé
cómo duelen levantar paredes en Cuba, ese es un anhelo de muchos, incluyéndome.
Era una casita simple, la de la maqueta, de personas sin muchos recursos, o al
menos de los que no reciben remesas del exterior para darse el lujo de hacer
una vivienda con todo lo de la ley.
Después
de salir de aquel ambiente tranquilo, con música cristiana de fondo, flores,
velas, oraciones…Darío no quería irse y salimos a buscar la otra parte que late
dentro de mí.
Este es el monumento al esclavo rebelde, único en Cuba. Erigido en las montañas de Cobre, por ser los esclavos cobrenses los primeros en alcanzar su libertad en el país. |
No
fuimos al Monumento del Cimarrón, a pedirle al Elegguá de los Festivales del
Caribe, el mismo al que muchos negros
esclavos le pedían que le abrieran los caminos del monte virgen que los
refugiaban, queríamos sentir la adrenalina de aquel negro cansado del maltrato
que se fugaba por esas montañas tan tupidas, prefería ser devorado por los perros
o muerto a latigazos si lo encontraban que seguir esclavo explotando las minas
del cobre de la manera más brutal.
Del
mismo negro cobrense que casi 60 años antes de la independencia nacional de los
esclavos ya ellos disfrutaban de su libertad. Ganada a sangre y dolor, con la
ayuda de la iglesia católica de la región que pidió clemencia por los esclavos
de esta zona.
El
olor a cobre, cinc invade el aire. La naturaleza no permitió que desgarraran
sus entrañas explotando sus minas. Desbordó con agua cada grieta hecha por el
hombre para extraer metales. Pintó con agua azul su dolor…
Estas minas del Cobre no pudieron explotarse más porque el manto freático llenó de agua cada abertura. |
Empezó
a llover, tenía que llegar a tiempo a buscar a la tremendísima Mile. regresamos en el camión de los que actualmente trabajan en la mina extrayendo metales, sonreí por mi suerte.
Miré el reloj, era un poco tarde, sentía que algo se quedaba,
quizás era un poco de mí.