jueves, 22 de diciembre de 2011

El reloj marcó las doce



Puaf! Justo medianoche y Teresa, como tantos cubanos, tiraron su tradicional balde agua para esperar el año nuevo. Esto se ha convertido en una tradición durante décadas, muchos creen que es para limpiar el año venidero.
Las familias se agolpan en balcones, terrazas, puertas de calle o donde sea para lanzar agua a la calle en señal de limpieza para el año que entra. Algunos cuentan que en otras épocas se lanzaban además ropas viejas y rotas, cosa de empezar el año renovado y limpio. Si bien esta fiesta dura unos minutos, algunos continúan hasta entrado el año gastando bromas a cuantos pasan.
El fin de año en Cuba está acompañado de muchos rituales, algunos creen que tirar arroz  o cerveza traerá prosperidad. Otros que con hacer rodar un coco seco limpiarán el hogar de malas energías.
Heredado de la tradición orisha, muchos se visten con alguna prenda roja para la buena suerte, o guardan para esperar el año nuevo ropa sin estrenar.
El 31 de diciembre en nuestro país es un día singular, es la ocasión de reunificación familiar, de cenar juntos en la mesa, del abrazo y de agrupar las esperanzas de que el año venidero traiga suerte mejor.
Carilda Vázquez recuerda que “antes del triunfo revolucionario era más frecuente encontrar en los hogares, durante estos días navideños, arbolitos adornados que tenían a los pies una simulación del nacimiento del niño Jesús, con imágenes de la Virgen María, de San José y de los tres Reyes Magos de Oriente. Las casas y las vidrieras también se embellecían con adornos alegóricos”.
Yanet Matos estudiante de Sociología piensa que esta fecha es además el día de la familia y los amigos. “Todo se preparan para la ocasión, los mejores platos se comparten con la familia reunida, no importan las distancias, todos tratan de estar juntos. Ese día también recibes llamadas y felicitaciones de vecinos y amistades, incluso aquellas que no has visto o hablado en mucho tiempo, como una forma de tenerte presente. ”
Para José Suárez, médico internacionalista, “el fin de año lejos de los tuyos es muy triste. Cuando no estás en Cuba, se añora la Patria, la familia, el abrazo y el beso de medianoche, pienso que no exista un cubano fuera de la isla que no quisiera, al menos en ese instante, pisar nuevamente su tierra.”
La manera de celebrarse la culminación del año y las recetas preparadas son heredadas de nuestros antepasados. Por ejemplo, muchos estudiosos creen que de los españoles adquirimos la costumbre de tomar el vino en nuestra cena de Nochevieja y el gustado turrón de Alicante o de Guijona, además de los conocidos buñuelos de Navidad, consumidos por muchas familias en esta fecha.
En el occidente del país se asa el cerdo a la parrilla o barbacoa, técnica de origen indio, que según el tipo de leña utilizada cambia el sabor del asado, es muy común utilizar la de mangle rojo y las ramas de guayaba. Los tostones, plato realizado a partir del plátano verde, que no falta en las mesas para esta fecha, tienen origen africano. Igualmaente el congrí, joya de la gastronomía caribeña, esa mezcla del arroz blanco guisado junto a los frijoles colorados. Nuestro sabio Don Fernando Ortiz,  nos refiere su posible, pero no probado, origen africano y nos da el vocablo procedente de Haití, donde a los frijoles colorados le llaman congó y al arroz riz.

No todos los países arrancan la última hoja del calendario el 31 de diciembre. La fecha en que se realiza esta celebración depende del tipo de calendario utilizado, y la más común es la del 1 de enero, del calendario gregoriano, que fue instaurado por el papa Gregorio XIII en  1582, y se utiliza en la mayoría de los países del mundo.
La mayoría de las personas tienen sus propios rituales para enfrentar el nuevo año. Pero lo importante es la creencia de que el destino le dará posibilidades para nuevas oportunidades.

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