lunes, 5 de diciembre de 2011

Los hombres ¿violentados?

Una mañana  llega aquel hombre a la consulta de un psicólogo, devastado por la muerte de su mascota. Ni él mismo comprendía aquel estado depresivo. Cuando la conversación comienza a fluir con el terapeuta resulta que semanas antes había fallecido su madre, pero no lloró porque debía ser fuerte y “los hombres no lloran”. Los subterfugios de su mente vaciaron todo aquel dolor contenido cuando murió su perro.
Los hombres también son víctimas de estigmas sociales que le imponen ciertos comportamientos y conductas en contra de lo que realmente sienten. Los hombres son una parte de la humanidad pero han venido presentándose como modelo de toda ella, evitando de esta forma la necesidad de que ellos o su poder se vean cuestionados.  ¿Se sienten realmente realizados desempeñando el rol que se le han impuesto a su sexo?
Ser varón, para muchos, es no tener miedo, no llorar al sentir dolor, ser fuerte. Cicerón una vez expresó que la virtud principal de un hombre es el coraje.  ¿Acaso los hombres no pueden sentirse entonces temerosos ante ciertas circunstancias? Ellos también arrastran sus propias cadenas. Desde la infancia  se impulsan a conductas “viriles” cuestionables muchas veces, hasta  por ellos mismos. Cuántos no se han escudado en la justificación del “papel de hombre” para ser infieles. Cuántos  pudieron perdonar asimismo infidelidades matrimoniales y no lo hicieron porque  “un hombre no puede perdonar cuernos”, cuantos acallaron el sentirse enamorados por no mostrarse “débiles”.
A este sexo le tocó durante mucho tiempo tener supremacía sobre la mujer. Negaron mostrar su ternura por cubrirse con una coraza de rudeza. Hay incluso, quienes sufren de discriminación al sentirse inclinados vocacionalmente por ciertas profesiones, sobre todo las artísticas, como el ballet clásico, las artes escénicas, entre otras.
Varios son los casos de algunos que se sienten inferiores, según los cánones establecidos de hombría,  a sus esposas porque su salario es inferior o su estatus social y no son pocas las ocasiones que esto constituye causa del divorcio.
Según criterios de investigadores existen características que deben estar inherentes a los varones, físicamente deben ser viriles, atléticos, fuertes, valientes. Sin preocupaciones sobre la apariencia o el envejecimiento, en el hogar debe  sostener la familia. Sexualmente debe ser experimentado. Se comportarán como líderes, dominantes,  libres, individualistas, competitivos y aventureros.
Este sexo que durante siglos se coronó superior se cuestiona hoy ese lugar. Necesita libertad para ser, sin amarres a estereotipos, quisiera poder mostrarse en sí con sus miedos, sus flaquezas. No quiere ser más ni menos, le urge ser igual a su complemento, la mujer.  El sexo masculino no quiere ataduras, simplemente quiere ser tal y cual es, sin marcas, sin sellos. No pretende estar encima o debajo de las féminas quiere caminar libre sujeto a sus manos.

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